Una de las claves para disparar una buena fotografía es ser capaces de seleccionar bien.

Esta selección se produce en dos momentos clave:

El disparo

Durante el disparo seleccionamos lo que entra y no entra en el encuadre, como componemos, que luz usamos, qué colores componen nuestra imagen, cuantos planos tiene y qué cuenta. Duro trabajo este…

Si la cagamos en el disparo poco margen vamos a tener en el siguiente momento de selección. 

La edición

Suponiendo que hemos hecho todo más o menos decentemente, llegaremos a casa con una pila de fotos que seleccionar. Y aquí sí que es donde veo a mucha mucha gente cagarla y dónde quiero que leas despacito. 

Da igual lo que hayas disparado; mucho, poco, más oscuro o más claro. Da igual si has seguido la regla mágica del último vídeo de youtube que te promete mejores fotos, o si disparaste mientras estabas de resaca porque se te lió el Sábado. 

De verdad, da igual. 

Aquí lo importante es que seas capaz de seleccionar lo que realmente funciona. O si no funciona del todo que seas capaz de visualizar, re-encuadrar y que lo hagas funcionar si es posible. En este momento es donde tu capacidad de ver un paso más allá sale a la luz. 

Y si no sale, es algo que tienes que empezar a trabajar. 

Esto es lo que diferencia a un mejor fotógrafo de uno que no lo es tanto. La capacidad de selección. 

No se trata de que saques muchas fotos editadas de lo que disparaste ese día. Sino que saques las fotos que realmente funcionan, cuentan y muestran algo relevante de ese día o esa sesión. 

Menos es más. No la cagues aquí. 

Esto no va de ser el que más fotos publica, edita o imprime, va de enseñar lo que realmente te representa, cuenta e inspira.

Se selectivx, se críticx con lo que enseñas y escoge tus fotos como si fuesen perlas. Eso te llevará lejos, muy lejos. 

Dale caña y me cuentas.